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La historia de la tradición vitivinícola en Canarias es rica y fascinante, con raíces que se remontan a siglos atrás y derivan en una producción de vino de alta calidad en todo el archipiélago. En el post de hoy nos sumergiremos en el pasado vinícola de las islas, descubriremos los secretos de sus vinos únicos y entenderemos cómo esta tradición ha perdurado hasta nuestros días. Desde el siglo XV hasta la actualidad, acompáñanos en este viaje a través del tiempo.

Los orígenes de la viticultura en Canarias

La viticultura en Canarias tiene sus raíces en la época de la colonización de las Islas Canarias, en el siglo XV. Los primeros colonos, exploradores y comerciantes trajeron cepas de uva desde la península ibérica y otros territorios europeos y las plantaron en la fértil tierra volcánica de la isla. A lo largo de los años, estas cepas se adaptaron al clima único de Tenerife. 

Aunque no puede determinarse con exactitud cuándo se plantaron las primeras vides en el territorio, existen documentos que hablan de la "viña de Aníbal", ubicada en Fuerteventura entre 1402 y 1412, como la primera que se plantó en las islas. Esta, como su propio nombre indica, pertenecía a Aníbal, hijo del conquistador Gadifer de La Salle.

De igual manera, hay otras referencias que hablan de la viña del portugués Fernando de Castro como la primera que se cultivó en Tenerife, en 1457. En El Hierro, la viña más antigua data de 1526, plantada por el inglés John Hill. 

La edad de oro de la viticultura en canarias

La edad de oro del vino canario

El S.XVI es conocido como la edad de oro del vino canario. Durante este periodo, el cultivo de viñas sustituyó al de la caña de azúcar. Además, los vinos dulces de Malvasía adquirieron una fama que fue potenciada por la facilidad de exportación desde el archipiélago al resto del mundo. Gracias a todo esto, los vinos se convirtieron en la principal fuente de ingresos de Canarias durante casi 300 años. 

La época oscura del vino canario

Entre los siglos XVII y XVIII la industria del vino sufrió una ralentización. El año que marcó un antes y un después en este proceso de declive fue 1663, cuando se aprobó el Staple Act. Esta ley inglesa acabó con el suministro de vinos canarios al mercado británico, que era su principal consumidor. La producción del archipiélago fue sustituida por vinos portugueses de Oporto y Madeira, que comenzaron a popularizarse durante esta época.  

A todo esto se sumó la erupción del volcán de Garachico en el S.XVIII, que sepultó el principal puerto comercial de Tenerife en aquel entonces. 

El impacto de la filoxera

En el S.XIX se introdujeron desde Estados Unidos vides infectadas por filoxera que destrozaron gran parte de los viñedos europeos. Aunque a las Islas Canarias sí llegaron otras plagas como el oídio y mildio, estas no se vieron afectadas por la filoxera. Esto provocó que algunas variedades de uva únicamente sobrevivieran en el el archipiélago, convirtiéndose en autóctonas del territorio.

Entre estas variedades se encuentran el Listán Blanco, el Listán negro, la Malvasía aromática, el Marmajuelo y el Vijariego, entre otras.

Listán blanco de Canarias, variedad autóctona del territorio

La introducción de las Denominaciones de Origen (DOP)

Durante el S.XX se desarrolló el renacimiento del sector vinícola, que estuvo acompañado por la aparición de las Denominaciones de Origen. La primera de ellas llegó en 1985, con los vinos de la región Tacoronte-Acentejo (Tenerife). Estos comenzaron a impulsar y poner en valor el sector. 

Actualmente, el archipiélago cuenta con once Denominaciones de Origen para los vinos canarios. Una de ellas es de carácter regional, varias de carácter insular y el resto pertenecen a comarcas tinerfeñas con una marcado tradición vinícola: 

  • DOP Islas Canarias,
  • DOP El Hierro
  • DOP La Palma
  • DOP La Gomera
  • DOP Gran Canaria
  • DOP Lanzarote
  • DOP Abona, en Tenerife
  • DOP La Orotava, en Tenerife
  • DOP Tacoronte-Acentejo, en Tenerife
  • DOP Valle de Güímar, en Tenerife
  • DOP Ycoden-Daute-Isora en Tenerife. 

 Desafíos y oportunidades futuras 

Mirando hacia el futuro, el sector vitivinícola de Canarias enfrenta tanto desafíos como oportunidades. El cambio climático es una preocupación constante, con la necesidad de adaptar prácticas de cultivo para asegurar la sostenibilidad a largo plazo. Sin embargo, el creciente interés en vinos con identidad única y la historia rica de la viticultura en Canarias presentan oportunidades significativas para la expansión en mercados internacionales.

La tradición vitivinícola en Canarias es un testimonio de la resiliencia, la innovación y la dedicación de sus productores a lo largo de los siglos. Desde las primeras vides plantadas por colonizadores hasta las modernas prácticas de sostenibilidad, el archipiélago ha mantenido su identidad única en el mundo del vino. La diversidad de sus vinos, enraizada en la rica historia y el terroir volcánico único, continúa fascinando a aficionados y expertos por igual. A medida que el mundo del vino se vuelve cada vez más globalizado, los vinos de Canarias ofrecen una historia de tradición y calidad que pocos lugares pueden igualar.